febrero 19, 2010

PEQUEÑOS BOCADITOS DE LA SEMANA V

Y bueno, no se puede únicamente vivir del aire fresco y las entradas numeradas. La cólera se va disolviendo mientras me encuentro con algunas cosas que realmente valen la pena:

Encontré este INTERESANTÍSIMO video gracias a Manzarock. La canción no es necesariamente una de mi género favorito, pero me quedo rendido ante la fuerza de la interpretación, y la estética terrible y catastrófica del vídeo: de lo anecdótico, a lo inexplicable, a lo tétrico a lo simplemente apocalíptico en menos de 5 minutos.

Luego de ver (500) Días de Summer, queda uno tocado por la especial sensibilidad de la película, por la actuación de los dos principales, en especial una muy deliciosa Zooey Deschanel, y por la banda sonora. De esa -escuchada ya una y otra vez fuera de la película- viene esta joyita de Regina Spektor. Una canción simple, como para escucharla sentado con un cafe, o un vino, o cualquier cosa agradable cerca.


Si algo me ha recordado poderosamente a uno de mis bailes favoritos en películas -el de Encantada- es esta pieza huachafienta y edulcorada. Seguramente alguna vez, nos, los desobligados hijos del destino, hemos logrado hacernos la idea de que somos completamente felices, y que la felicidad tiene nombre propio. Para Tom eso era Summer: la única. Y seguramente para algunos de nosotros ese tipo de majaderías resulta útil hasta que vemos la película y no enteramos de la verdad....

(O vivimos la vida con riesgo, como debe ser vivida, y nos enteramos de la verdad)
(Que nadie baila ya en los parques cuando está enamorado)
(O que realmente nadie nunca lo ha hecho)

Vi la película de Spike Jonze sobre este entrañable cuento infantil de Maurice Sendak. De verdad, los primeros segundos son ya impactantes -tienen que verla para comprender eso- y el metraje completo, cortísimo para quienes estamos acostumbrados a la mala a los culebrones avatarescos, es una delicia para los ojos, y también para el corazón. Sin embargo, en 1973, el gigantesco animador Gene Deitch -el mismo de Krazy Kat & Ignatz- tomó los dibujos originales del libro de Sendak y los convirtió en este gozo visual de menos de 7 minutos. Si les gustan los viejos dibujos infantiles, TIENEN que verlo.


Esta es la selección de la semana. Más de las cosas favoritas de este manzanero, a la próxima.

3. NO SE PUEDE COMPLACER A TODO EL MUNDO, ¿NO?

Ni tampoco es que sea el trabajo de uno, eso es un hecho. Porque con vivir por su cuenta uno tiene más que suficiente.

Pero siempre nace, ¿no?
Es rico satisfacer expectativas. Es bueno mirarse de cuando en cuando en el espejo de los otros y ver una sonrisa cuando hablan de nosotros y de los lindos, buenos, amables, cariñosos, correctos y decididos, valientes, honestos y rectos que somos.
La adjetivación positiva resulta ser la droga perfecta para cualquier persona.

Pero a la larga, pues uno se vuelve prisionero de las buenas lenguas, que son triplemente viperinas a la hora de recoger del suelo la mínima pelusa, el error risible, el tropiezo inocente.
Ay de tí, reputación amable, si caes del pedestal de la fama. Como para sentirse protagonista de un viejo cuento de J.J. Arreola.

Confieso haber vivido mucho tiempo pendiente de los demás. Ni siquiera buscando su aprobación.
Confieso haberme parametrado en nombre del bien público, dejando de lado todo el tiempo mi propio bien.
Confieso haber sido esclavo de mi mismo, en el afán ser ser simpático a nivel global: el héroe de las abuelas, y las tías pitucas; paladín de niños juguetones, defensor de las señoras en los buses, escudero de enfermos y cansados.
Tonto de capirote.
Resulta que la más cristiana de las costumbres resulta ser el más cansado y torpe de los oficios.
Hacer el bien esta muy bueno, y recompensan las sonrisas y las palmaditas en el hombro... pero sin llegar a lo tóxico, creo, estaría mucho mejor.

No se puede complacer a todo el mundo.
No puedes hacer felices a todas las personas, mientras olvidas a la más importante de todas: el que se peina con tu peine todas las mañanas.
No resulta dejarse por amor, por honor, por afecto, por cercanía, porque es lo justo, porque toca, porque tienes que hacerlo, porque así te educaron, porque tuviste suerte y debes retornarla.
No es bueno complacer a la gente en automático.

Y aunque es liberador dejar de pensar no en el "que dirán" si no en tu propia necesidad de satisfacer sin motivo alguno, eso no es justificación tampoco para volverse un patán, ¿no?
No sea que uno termine por convertirse en un insufrible y mimado esperpento que espera todo de todo el mundo. O sea, exactamente lo inverso a lo que fuiste.

Dejaré un poco de piel en adelante, porque no existe tal cosa como el crecer sin un poco de gasto. Pediré mi propia cuota, es un hecho: no haré nada más gratuitamente en lo que sigue.
Pero si aparece una viejita en una esquina -y es completamente metafórico- no me culpen si la llevo al otro lado. 
Y es que realmente no cuesta nada. Y devuelve ciento por uno.
No en el cielo.
Dentro de uno mismo.

febrero 14, 2010

14 DE FEBRERO

No tenía ganas de pasar por esto, ni de hacer esto. Como dije otra vez -y por segundo no deja de ser verdad-  aunque éste pasa por ser un blog personal, he intentado que las cosas que me pasan cotidianamente -excepto la lluvia- no nublen el panorama, bastante flojo por si mismo, de este que pretende ser revisión y evaluación, y resulta olvidado...
Pero es 14 de Febrero, y cada año me dejo llevar por el sentimiento cursi de esta fecha más que el anterior. Y depende obviamente de  escuchar Bjork, al otro Bublé, o Eleftheria Arvanitaki o Muse. Uno cada año, no necesariamente los últimos.
Creo que a veces la curiosidad por saber que fue de quienes amamos, o quisimos, o cualquier cosa relacionada con esas ideas, resulta ser útil.
Porque uno nunca termina de perder de vista la vida de "esas" personas.
Porque siempre tenemos la esperanza de haber sido luz, tal vez de atardecer (no importa) en la vida de quienes forman parte de nuestras vidas.
Y por eso duele enterarse que lo sospechado con dolor, resulta ser verdad. Porque aunque la distancia haya aparecido, el cariño no se disuelve.
(Aunque quien no entiende que a veces duele dejar y la distancia es la única cura, diga que nunca existió o que nunca importó en tu vida.)
...
Me enteré de lo que sospechaba. Porque en estas cosas lo único necesario es sumar dos y dos. O uno más uno más uno, y encontrar que eras el tercero.
No era el dueño de su corazón. Tal vez apenas de unos cuantos momentos obsesivos.
No era yo el pensamiento en su mente. Ese siempre fue para otra persona.
La manera de enterarse duele, más aún el día en que lo haces. Más todavía cuando pese a la cólera y la desazón, recuerdas con afecto, recuerdas.
No olvidas.
...
Supongo que ahora no me quedará otra que empezar a olvidar sin marcha atrás. Este capítulo, que estaba tratando de cerrar poco a poco, ha sido empujado del escritorio al basurero, sin escala alguna.
Esta vez, es un adiós.
Quien quiera entender, como dice cierto libro, que entienda.

febrero 11, 2010

PRIMERO, DISCULPAS...

...y es que a ratos se hace difícil ponerle ganas al blog, por estas cosas de la natural flojera.
Sin embargo, sé que vale la pena continuarlo.
...
Me siento delante de la casilla en blanco, y me vence la flojera, el sueño, y las 3500 páginas que navego al día.
(Supongo que son muchas menos, pero me voy dando cuenta que tener Internet en casa es a medias una bendición, a medias un gran problema para quien tiene a ser obsesivo, como yo)
A ratos, siento la ola de la gran inspiración, que se va disolviendo mientras no encuentro las palabras exactas. De veras, no imaginé nunca que me costara tanto ponerlas, me gana cierta extraña, insólita, absurda timidez.
...
¿Cabe hablar de timidez cuando intentas escribir un blog? Ganas con la ventajas de que nadie te ve, paradójica cuando significa -el medio, el blog- que miles, cientos, o tus mejores amigos, o apenas tres gentes pueden verte cada vez que quieran, en las letras que pusiste.
Asi que desde la primera letra, desde el punto final del primer post no tienes alternativa. Te has hecho visible para algunas personas, que hacen que encuentres un par de cientos de visitas, y algo más.
Y es justo ahi, en el par de cientos y treinta y ocho, que se te dan las ganas de continuar. Y en un blog ajeno, de ciertas cosas que quieres dejar muy, muy atrás.

(Meditación trascendental, imposible, pero me ayuda a justificarme un poco, y a disculparme por interrumpir este. Ahorita, sin darme cuenta, numerado)