febrero 11, 2010

PRIMERO, DISCULPAS...

...y es que a ratos se hace difícil ponerle ganas al blog, por estas cosas de la natural flojera.
Sin embargo, sé que vale la pena continuarlo.
...
Me siento delante de la casilla en blanco, y me vence la flojera, el sueño, y las 3500 páginas que navego al día.
(Supongo que son muchas menos, pero me voy dando cuenta que tener Internet en casa es a medias una bendición, a medias un gran problema para quien tiene a ser obsesivo, como yo)
A ratos, siento la ola de la gran inspiración, que se va disolviendo mientras no encuentro las palabras exactas. De veras, no imaginé nunca que me costara tanto ponerlas, me gana cierta extraña, insólita, absurda timidez.
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¿Cabe hablar de timidez cuando intentas escribir un blog? Ganas con la ventajas de que nadie te ve, paradójica cuando significa -el medio, el blog- que miles, cientos, o tus mejores amigos, o apenas tres gentes pueden verte cada vez que quieran, en las letras que pusiste.
Asi que desde la primera letra, desde el punto final del primer post no tienes alternativa. Te has hecho visible para algunas personas, que hacen que encuentres un par de cientos de visitas, y algo más.
Y es justo ahi, en el par de cientos y treinta y ocho, que se te dan las ganas de continuar. Y en un blog ajeno, de ciertas cosas que quieres dejar muy, muy atrás.

(Meditación trascendental, imposible, pero me ayuda a justificarme un poco, y a disculparme por interrumpir este. Ahorita, sin darme cuenta, numerado)

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